El mantón bordado… ¿de dónde viene?

Mantón bordado
Mantón bordado
Mantón bordado

El mantón bordado, conocido tradicionalmente como “Mantón de Manila“, es una prenda típica entre las mujeres elegantes y distinguidas. Este nombre fue tomado originalmente de la ciudad de Manila, capital de Filipinas, que en su día fue colonia española. Por aquel entonces traían desde oriente a España multitud de productos en nuestros galeones.

El mantón tuvo una gran acogida en todo nuestro país, pero especialmente la tuvo en Sevilla, donde se convirtió en una prenda indispensable para tener clase entre las cantaoras y bailaoras de flamenco. Poco a poco se fue convirtiendo en una prenda más cotidiana y de uso más común.

Tuvo también gran acogida en México, donde como prenda típica tenían el “rebozo mexicano”, con bastante parecido al mantón de Manila.

Estos dos territorios fueron sin duda los impulsores del mantón de Manila, puesto que la ruta marítima principal desde Manila pasaba necesariamente por Veracruz (Mexico) hasta llegar a Sevilla (España).

Sin embargo, el origen del mantón no proviene de Manila, sino de China, donde se realizaban en seda y los bordaban a mano con motivos típicos chinos como dragones y pagodas. Por las diferencias de gusto en España y para facilitar después su comercialización aquí, estos motivos fueron sustituidos por algo más nuestro, como flores y pájaros, siendo la rosa la que siempre ha tenido más aceptación. El bordado y el enrejado del fleco, trabajos que siempre ha sido necesario hacer a mano, son los responsables del alto costo de estos artículos, de ahí que se les considere prendas de alto estilo, elegancia y lujo.

Originalmente se elaboraban sin flecado, y fue en Sevilla donde el fleco se le agregó para realzar aún más el estilismo del mantón de Manila, llegando así a convertirse en el mantón que hoy conocemos.

Fue una prenda destacada y reservada a las señoras de la alta sociedad, que poco a poco se fue extendiendo entre las clases medias y se convirtió en una prenda muy cotidiana. Posteriormente su uso quedó como una prenda tradicional española que aporta un toque de elegancia y distinción.

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